Una vez habéis llegado a ese momento fantástico en que decidís que queréis dar un paso así de importante comienzan las preguntas: ¿trajes? ¿banquete? ¿ceremonia? ¿música? ¿invitaciones?
Lo cierto es que si no os organizais un poco puede dar mucho trabajo, pero tampoco hace falta montar un gabinete de crisis para poder tener todo preparado sin que lleguéis exhaustos/as a vuestro gran día.
Para empezar, es una buena idea que os sentéis a decidir qué necesitáis, qué presupuesto tenéis y cuánto queréis dedicar a cada una de las partidas. Mantenéos fieles a este esquema inicial porque siempre llega esa vocecilla que nos dice «bueno, por un poco más…» o «ya que estamos…». Si vais a hacer algún cambio, que sea consciente y consensuado.
Una de las cosas geniales que tiene vivir en esta sociedad 3.0 es que las «apps» para bodas también han llegado a nuestras vidas. Como nos cuentan en este artículo de MujerHoy, esta selección de aplicaciones para tu móvil pueden echarte un cable en la organización. Tu móvil como tu gran herramienta, ¡así de fácil!
En el tema de los presupuestos las diferencias pueden ser abismales; la regla es pedir al menos tres para poder comparar. Aseguráos siempre de preguntar si incluye el IVA, la barra libre y cuánto son los costes extra para tener todo en cuenta y no tener sorpresas desagradables en medio de la fiesta. Eso sí, dejáos aconsejar por los profesionales que os acompañen en vuestro camino: si hay algo que realmente no os gusta, no hace falta que claudiquéis, pero las sugerencias que os hacen suelen valer su peso en oro. Por ejemplo, si estáis decidiendo el menú y os aconsejan con platos concretos porque no resisten bien las bodas numerosas o porque no es temporada para ese producto, tomadlo como la ayuda que es y no como una afrenta.
En general, lo mejor es usar el sentido común. Y hacer algo que realmente os vaya a gustar a los dos. Vuestros invitados e invitadas quieren disfrutar de la fiesta con vosotros, y si vosotros lo pasáis bien todo saldrá rodado. Está bien que tengáis en cuenta a vuestra familia, pero ante todo: es vuestro día. Procurad difrutar de todo el camino, incluso de los imprevistos: que el tono de la flor no sea exacto no puede arruinaros el comienzo de vuestra historia como familia.